Noticia Caritas

¿Qué hay detrás de las ollas comunes?

Como su nombre lo indica, una olla común es un espacio autogestionado en el que, a través del trabajo voluntario y colectivo dentro de una comunidad, se proporciona ayuda o asistencia alimentaria a las personas en situación vulnerable que no cuentan con los recursos económicos necesarios para costear una alimentación diaria de forma individual. Pues, como se indica en un reciente estudio de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y Agricultura (FAO), 6,8 millones de peruanos no comen durante un día o más, aproximadamente la cuarta parte de nuestra población.

Frente a este escenario, las ollas comunes no solo toman un papel de valiosa importancia, ya que posibilitan a estas personas acceder a al menos una ración de comida al día, sino que también promueven la organización, la solidaridad y el liderazgo entre sus miembros, los cuales, en la gran mayoría de casos, son mujeres y madres.

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A pesar de que en la mayoría de ollas los miembros dan un aporte económico representativo que sirve para cubrir el gas, la leña o los servicios básicos, muy pocas veces es suficiente para mantener activa una cocina comunitaria. En algunos casos, las lideresas forman parte de redes de apoyo que les permiten acceder a programas o convenios de recuperación de alimentos de los mercados o supermercados. Para esto, deben asistir muy temprano una o dos veces por semana y visitar diferentes puestos, recolectando alimentos que, aunque no son aptos para la venta por presentar golpes o una apariencia no tan fresca, pueden ser usados ya sea para el consumo humano, para alimentar animales o como compost (en los casos en que están próximos a descomponerse).

En otros casos, las madres organizan la venta de productos, como postres o tamales elaborados por ellas mismas, con el objetivo de obtener un ingreso extra que les permita comprar los alimentos y/o insumos que le hagan falta a la olla común; sin embargo, casi siempre se necesita más de lo que se logra recaudar, por lo que es necesario que busquen otras fuentes para poder cubrirlos.

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Por eso, existen programas de asistencia alimentaria que brindan a estos espacios la ayuda que necesitan para mantenerse activos, alimentando a decenas de familias que viven del día a día y que enfrentan problemas severos de desnutrición y anemia. En el caso de Cáritas Lima, además de brindar apoyo mediante donaciones de víveres y programas de recupero de alimentos, también ofrecemos capacitaciones gratuitas en nutrición y alimentación balanceada a las lideresas de las ollas comunes que son parte de nuestra jurisdicción. Esto con el fin de brindarles las herramientas para que puedan realizar su labor de una manera más provechosa para su comunidad, contribuyendo a la salud integral de cientos de niños y niñas en desarrollo.

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Es importante ser conscientes de que muchas familias (alrededor de 250 mil personas solo en Lima) dependen del trabajo de quienes voluntariamente se ofrecen a cubrir las diversas tareas que conlleva el funcionamiento de una olla común y que estas realmente necesitan apoyo. Detrás de cada olla, hay un enorme trabajo organizado de personas con un gran sentido de solidaridad, que a diario y desde muy temprano luchan contra el hambre con los pocos recursos que tienen. Desde conseguir los alimentos e insumos para la comida del día, hasta la preparación, el reparto de raciones y el registro de sus beneficiarios, cada una de las funciones debe ser asumida con responsabilidad y compromiso, y representa una ardua labor digna de admiración y respeto, que nosotros, como organización social y pastoral, estamos comprometidos a respaldar mediante nuestra labor de ayuda humanitaria.

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