DOCUMENTOS PASTORALES
A la luz de la fe, Cáritas es como aquel muchacho del Evangelio de Juan, que tiene sólo “cinco panes y dos peces”. (Juan 6, 8-9). Por sí sola es incapaz de alimentar a la multitud de personas en situación de necesidad. Pero, siguiendo la práctica y el mensaje de Jesús, el Buen Pastor, comparte esos bienes e invita también a compartir a todas las personas de buena voluntad en nuestra ciudad capital.
Frente a la gravedad de los problemas que afligen a las familias y personas más vulnerables, la labor de Cáritas nos recuerda que la indiferencia o el individualismo no son el camino. Nos dice que nos necesitamos todos y nos debemos ayudar los unos a los otros.
Monseñor Carlos Gustavo Castillo Mattasoglio
Al igual que el samaritano, Cáritas va al encuentro del prójimo, se conmueve con la situación que encuentra, se acerca y le brinda el cuidado que está a su alcance (Lucas 10, 25-37). De esa manera nos confirma aquello que el Papa Francisco escribió con honda sensibilidad:
“Es posible comenzar de abajo y de a uno, pugnar por lo más concreto y local, hasta el último rincón de la patria y del mundo, con el mismo cuidado que el viajero de Samaria tuvo por cada llaga del herido. Busquemos a otros y hagámonos cargo de la realidad que nos corresponde sin miedo al dolor y la impotencia, porque allí está todo lo bueno que Dios ha sembrado en el ser humano. Las dificultades que parecen enormes son la oportunidad para crecer, y no la excusa para la tristeza inerte que favorece el sometimiento. Pero no lo hagamos solos”.
